Un concejal de Vox evoca el fusilamiento de su abuelo en la cárcel de Guadalajara

Ante la propuesta de Podemos-IU de reconocer con una placa el campo de concentración franquista en Guadalajara. 
 
Toquero-Vox Javier Toquero (izquierda), concejal de Vox durante su intervención en el pleno municipal.

 El concejal de Vox por Guadalajara, Javier Toquero del Vado, evocó la historia de su abuelo materno, fusilado el 6 de diciembre de 1936 en la cárcel de Guadalajara, en el debate que siguió ayer en el pleno municipal a la presentación de una moción de Podemos-IU en la que se proponía, a través de una placa, reconocer a las personas que estuvieron en el campo de concentración de las tropas franquista en la ciudad de Guadalajara. Para UP-IU "es importante visibilizar esto ahora, para que se tenga conciencia y no olvidar de que estos campos estuvieron también presentes en Guadalajara y para que estos hechos de intolerancia no vuelvan a repetirse".

En palabras del edil José Morales, "lo que se pretende es tener espacios de memoria democrática y antifascista, que son importante siempre, pero en este momento mucho más". Según Xulio Garcia Bilbao, miembro del Foro de Memoria de Guadalajara, el campo de concentración estaba en terrenos del convento de las Bernardas, situado en el recinto donde ahora se ubica la Escuela de Arte. "Era un recinto muy pequeño, que llego a albergar más de 3.000 prisioneros durante el mes de abril de 1939, cuando el número de prisioneros que fueron clasificados por la inspección central de campos de concentración en Guadalajara fue de más de 7.000 prisioneros",  relata García Bilbao.

carcel-guadalajara En los patios de la cárcel de Guadalajara se fusiló en la tarde del 6 de diciembre de 1936 a 282 prisioneros políticos y religiosos./GUDiario Fue entonces cuando en el turno portavoces tomó la palabra el concejal de Vox, Javier Toquero del Vado, quien expresó su “tristeza y decepción” con el Grupo Unidas Podemos-IU por reabrir el debate sobre los campos de concentración franquistas en Guadalajara, una moción que a su juicio lleva un "tufo a tocino rancio, a gallina mojada en agua hirviendo y a saco lleno de gatos en el camino”, porque provoca la división en la sociedad. Y Javier Toquero argumentó: “El 6 de diciembre de 1936 mataron a mi abuelo en la cárcel de la calle Virgen del Amparo junto a otros 281 guadalajareños. Mi abuelo no era un reconocido ‘derechista’, pero iba a misa. Era empleado de la fábrica Hispano Suiza y vivía en Marchamalo. Y es de los que iba del trabajo a casa y de casa al trabajo. Un día de finales de julio fue apresado y conducido a la cárcel. Allí estuvo hasta ese fatídico día en que fue asesinado y dicen que enterrado en una fosa común de la carretera de Chiloeches junto a un olivar. Años después dicen que fue enterrado en una sepultura común del cementerio de Guadalajara. Cuando conocí estos hechos sobre mi abuelo pregunté a mi madre qué es lo que sentía. Me dijo que no sentía odio hacia nadie y que lo que más deseaba es que sus asesinos hubieran vivido muños años para poder cuidar de sus hijos y tener suficiente tiempo para arrepentirse de los actos cometidos. Mi abuelo dejó dos hijas huérfanas y viuda embarazada”.

La moción finalmente no fue aprobada porque Ciudadanos esta vez no votó con el PSOE, como hace habitualmente al ser equipo de Gobierno, sino con Vox y el PP. El portavoz de Cs Guadalajara explicó que “esta formación no va a apoyar ninguna moción cuyo objetivo sea dividir” y ha pedido superar "la etapa de rojos y azules; hagamos política mirando al futuro".

Un día trágico en la historia de Guadalajara

El suceso que evocó el concejal de Vox se produjo el  6 de diciembre de 1936, por lo que que dentro de seis días cumplirá 83 años,  y es una de las fechas más trágicas de la historia de Guadalajara. Por la mañana, la aviación franquista bombardea la zona norte de la ciudad, y a consecuencia de ello se producen numerosas víctimas en el barrio obrero de la Estación, lugar donde se encontraba el aerodromo militar y la fábrica de armas de la Hispano. Además, una bomba incendiaria cae en el palacio del Infantado, que es pasto de las llamas y se destruye en su mayor parte. En represalia, por la tarde se asalta la cárcel de Guadalajara y se fusilan sin interrupción a 282 presos políticos y religiosos que allí se encontraban, acusados de no ser afectos a la República. Este asalto se produce por milicianos que campaban a sus anchas por los campos de Guadalajara, según la versión de Juan Carlos Berlinches (Guadalajara, 1974), licenciado en Historia por la Universidad de Alcalá de Henares y profesor de la UNED, que ha hecho su tesis doctoral sobre la Violencia Política en la provincia de Guadalajara. En su libro “Violencia política en la provincia de Guadalajara 1936-1939” (Aache), relata que al frente de la “comitiva” que asaltó la cárcel iban varios miembros de la 1ª Compañía del Batallón Rosemberg, compuesto en su mayoría por milicianos voluntarios de la provincia de Guadalajara.

En julio de 2014, Berlinches mantuvo una entrevista con Santiago Barra, director de Guadalajara Diario, y preguntado si de su investigación puede desprenderse si hubo alguna autoridad republicana que autorizó al asalto a la cárcel, Berlinches asegura:"Soy rotundo y respondo que no. Es cierto que durante la dictadura se culpó de ello al Gobernador Civil, Miguel Benavides, pero dudo mucho que la orden partiera de ahí. Yo creo que lo que sucedió en Guadalajara es que, una vez más, la República no pudo controlar el impulso de las fuerzas obreras y de ciertos partidos difíciles de encajar en el orden republicano. El asalto tiene lugar posiblemente sin el conocimiento del Gobernador Civil, porque previamente aborta una intentona de asalto a la prisión el 1 de septiembre. Desde el punto de vista puramente histórico, yo no he encontrado ningún documento en el que se nos diga que el gobernador está detrás de todo esto. [Finalizada la Guerra, las autoridades franquistas sostendrían lo contrario y el único superviviente de la matanza, Higinio Busons, que se escondió en una leñera, asegura en un libro que no solo pudo detenerlos sino que les dio carta blanca]

El caso es que ocurrió la matanza. Durante toda la tarde, se disparan a cerca de trescientos prisioneros con fusiles y ametralladoras en los patios de las prisiones civil y militar "Toda la ciudad sabía lo que estaba sucediendo; otra cosa es qué se podía hacer", señala Juan Carlos Berlinches. Una matanza a la que siguieron otras después de terminar la guerra civil, desde el otro bando. Solo en 1940, se fusilan a unas 170 personas en el cementerio municipal, según ha podido constatar Berlinches en los archivos. La trágica historia de Guadalajara que parecía superada por la Transición. ¿Sólo lo parecía?

"Una época de pasiones, venganzas y arrebatos". Una entrevista de Santiago Barra a Juan Carlos Berlinches.

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