AloveCiencia ha impartido 20 charlas en dos temporadas
Charla sobre los objetos y el espacio. Foto: Alovera en Red.
Es la historia de todos los veranos. Unos se aprestan a ponerse bajo el sol para lucir bronceado mientras que otros buscan, cual si fuera un oasis en el desierto, una sombra que les proteja de su ardiente furia.
Aparte de buscarlo o huir de él, el pasado 21 de junio, día del Solsticio de Verano, en Alovera pudieron mirarlo con otros ojos. Lejos de tópicos y lugares comunes un grupo de personas conoció que se pueden aislar los colores de la luz que nos llega del sol, aprendió cómo se calcula su temperatura o supo que el helio, ese gas que se usa para inflar globos, se descubrió primero en el sol antes que en nuestro planeta.
La dedicada al astro rey cerraba la temporada de charlas de AloveCiencia, una iniciativa impulsada por los científicos José Luis Fernández Cuñado y Pablo Molina, en colaboración con la Biblioteca Municipal. Desde el año pasado, estos ciclos han traído a la localidad a unos quince científicos que han impartido cerca de 20 conferencias interactivas.
Cómo mirar al sol, el pasado mes de junio. Foto: Alovera en Red.
La temática de las ponencias (una por mes) ha variado desde los virus y los usos que se les dan en muchas terapias, al comportamiento de las cosas en el espacio, los electrones, el mundo de los imanes o los láseres. “Uno de los objetivos que perseguimos con estas charlas es poner la ciencia al nivel de la gente; el otro es que se sepa lo que se está haciendo en ciencia”, afirma José Luis Fernández Cuñado. "Hacemos divulgación general de todas las áreas e invitamos también a investigadores que cuentan en lo que trabajan en ese momento, que es investigación de vanguardia”, afirma Pablo Molina.
Charlas todos los meses en la Biblioteca. Foto: Alovera en Red.
La tarea de José Luis y Pablo, científicos del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados nanociencia y de la Universidad Autónoma de Madrid, respectivamente, recuerda a la de un vivero.
Sembrar, abonar, cuidar las plantas, regarlas; preparan las condiciones, el sustrato para que crezcan vocaciones científicas. Llamémosle cantera, si quieren recurrir al tran traído símil futbolístico. El toque secreto de su receta es la interacción en los talleres y la calidad del contenido “Intentamos darles un puntito más avanzado a lo que sería una charla convencional de divulgación. Quizás a veces podemos llegar a forzar un poco también la máquina del público, pero al final nos lo agradecen” asegura Fernández Cuñado.
“Son charlas experimentales y una parte fundamental del trabajo que hacemos viene a ser lo que llamamos el cacharreo. Es mostrar aparatos para que el público vea de primera mano y entienda lo que se le ha explicado; por ejemplo llevamos un láser o un espectrómetro para que comprueben cómo funciona” dice Pablo Molina.
Ciencia y aplicación. Foto: Alovera en Red.
Público
Las charlas y talleres de AloveCiencia, que impulsan están dos científicos de manera voluntaria y altruista, están dirigidas a todos los públicos. Pequeños, jóvenes, adultos e, incluso personas ya mayores. “Hay un 60 o un 70% de asistentes que vienen todos los jueves” afirma Molina.
Los científicos intentan adaptar sus exposiciones para que, incluso los más pequeños puedan entender lo que se les cuenta. “Nos gusta chincharles, provocarles un poco con preguntas dirigidas a ellos para hacerles pensar” afirma Molina “los pequeños, a lo mejor se quedan un poco lejos todavía, pero lo que están viendo se les queda dentro. Quizá no lo entiendan ahora, pero ahí está. Cuando lleguen al instituto eso saldrá y les va a facilitar mucho el estudio” apunta Fernández Cuñado.
Curiosidad entre el público aloverano. Foto: Alovera en Red.
Los jóvenes incluso llegan con preguntas que les han surgido tras ver vídeos de Youtube. Vienen para saciar su curiosidad y, también para aprovecharlo de cara a sus estudios “los chicos y chicas de instituto le están sacando bastante partido” dice Fernández Cuñado. “Yo creo que ahí vamos a despertar más de una vocación. A lo mejor ya la traerían, seguramente, porque, si no, no habrían venido; pero esto les va a reforzar mucho”
Lo bueno de AloveCiencia es que es totalmente voluntario (y gratuito) por lo que, el que se acerca lo hace con la intención de aprender. Las charlas intentan dar respuestas pero, sobre todo, quieren provocar preguntas.
Y en Alovera, según José Luis y Pablo, los vecinos manifiestan una sana curiosidad. “Tener aquí unas 40, 50 personas todos los meses para hablar de ciencia, sobre una población de 14.000 personas que tiene Alovera, es una resultado muy satisfactorio y motivador. Si esto lo escalas en igual proporción a la población de Madrid estaríamos hablando de poner del orden de 10.000 personas en una sala para hablar de ciencia. En ese sentido, creo que la divulgación científica en la sociedad está mejorando mucho, muchísimo”
Pablo Molina y José Luis Fernández Cuñado. Foto: Alovera en Red.
Y luego está la cuestión de cómo es España para la ciencia. “Es muy buen sitio” afirma Pablo Molina “otra cosa es cuánta financiación tenemos. Pero el científico en España es muy buen científico. El problema de base son los sueldos que hay aquí, si los comparamos con otros países”
Dinero y percepción
Sueldos, dineros. Entramos en materia. La ciencia, hoy en día ,requiere mucha financiación; y no se trata de un gasto, sino de una inversión que, luego, va a terminar reportando beneficios a la sociedad. Habrá que cambiar el punto de vista. “En eso creo que estamos evolucionando muy favorablemente, aunque está costando varias generaciones revertirlo. También es un poco lo que queremos hacer nosotros, contribuir a esa mejora, no sólo con nuestro trabajo como científicos, sino también a través de la divulgación de la ciencia como agente de cambio social” afirma Fernández Cuñado.
La difusión, clave para continuar avanzando. Foto: Alovera en Red.
Gota a gota. Maravillosa, lenta, pero divertida tarea. Difundir la ciencia, crear curiosidad, vocaciones, cambiar el punto de vista, dejar de ver al científico como alguien lejano, responder preguntas, generar respuestas.
Todo eso lo hace AloveCiencia una serie de charlas por las que, quién sabe, quizá haya pasado ya algún futuro Premio Nobel.