Lucía García, popular de las Fiestas de Azuqueca: “Lo mejor de mi tienda ha sido hablar, conocer a la gente”

“La señora Luci” fue uno de los comercios más tradicionales de la localidad

Luci2 1Lucía García, ante el local de su tienda, en la calle Mayor. Foto: GUdiario.

Bobinas de hilo, sábanas, pijamas, ropa interior, juguetes... “Yo siempre digo que mi tienda era como los bazares chinos de ahora; vendíamos de todo un poco”. Lucía García Saiz ha visto crecer Azuqueca durante décadas, siempre dispuesta a ofrecer un rato de charla a quien se acercara por su establecimiento, ya comprara o finalmente se fuera de vacío.

A sus 98 años sigue siendo muy querida, tanto por el recuerdo de su comercio como por su simpatía, su sonrisa y vitalismo. Este viernes es nombrada popular de las Fiestas azudenses, junto a la Hermandad de la Virgen de la Soledad. Ya tiene preparado el discurso que pronunciará el sábado desde el balcón del Ayuntamiento.Luci3 1Cartel del comercio. Foto: familia Ongil García.

Lucy-Sol, o la tienda de la señora Luci, como se ha conocido popularmente, era uno de esos lugares que abastecían a una Azuqueca que comenzaba a crecer y donde el comercio no tenía la dimensión actual. Abierta al público en 1968, por su puerta han pasado generaciones de azudenses que recuerdan con cariño a su dueña, la señora Luci, y a su marido José, ya fallecido.

Naturales de Azuqueca, pasaron varios años en Uruguay hasta que, al volver, construyeron su casa en la calle Mayor y, en los bajos, abrieron al público una tienda que ya es historia de la localidad “comenzamos con caramelos, con cosas de dulces y luego ya empezamos a traer otro tipo de género” afirma doña Luci.

Luci5 1La señora Luci, en su calle de siempre, la calle Mayor. Foto: familia Ongil García.

Las Navidades suponían una auténtica revolución en el popular comercio de la calle Mayor “llenábamos la tienda, porque entonces había muy pocas. Que si pañuelos, que si calcetines para los mayores, que si las mudas, algún camisón que compraban las chicas para sus mamás, teníamos de todo eso; traíamos también juguetes, no caros, porque este era un pueblo obrero”.

Azuqueca se transformaba pero aún tenía ese poso de tranquilidad, de pueblo. En el comercio se podía fiar y no había problemas si olvidabas echar la cerradura “Si alguien me preguntaba dónde está fulano, dejaba la puerta abierta y me iba detrás, por aquí, por aquí... Ahora eso no lo podría hacer” reconoce.

Luci 2Lucía García, vitalista y alegre. Foto: Ayto de Azuqueca.

Hablar

Por algo se le conocía con ese nombre, la tienda de doña Luci, o de la señora Luci. Y es que el alma del comercio era ella, la que atendía detrás del mostrador, la que cinceló el carácter del lugar a golpe de palabra; porque, lo confiesa, lo que más le gustaba era el trato con el cliente. “Lo mejor de todo ha sido hablar, conocer a la gente. Cada uno traía la historia de su lugar, porque venían de distintos pueblos y yo les preguntaba ¿hace mucho que estás aquí?. Hay señoras que me decían que les gustaba venir a mi tienda porque les daba alegría y yo les contestaba, pues, aunque no tengáis que comprar, venís y hablamos”

De todos esos años le ha quedado el cariño, el recuerdo y los saludos por la calle. “Te voy a dar un beso porque mi mamá iba mucho a tu tienda” le han espetado a la señora Luci por la calle en alguna ocasión.

Ahora le ha llegado un justo homenaje al cariño de todo un pueblo. “Ha sido una sorpresa, porque, al fin y al cabo, ¿yo qué pinto?, si no pinto nada. Lo que pasa es que, como soy del pueblo, conocida, y tengo esta alegría que tengo, que voy de la Ceca a la Meca, que donde haya baila allí va la Luci...”

Será por eso el reconocimiento, seguro, y será también, digo, por habernos vendido bobinas, sábanas, pijamas o juguetes, siempre con una sonrisa. Gracias por todo, señora Luci. Nos vemos en el balcón del Ayuntamiento.

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