(Preparando la Fiesta Regional de Castilla-La Mancha del 31 de mayo, y aportándole un regalo de grandeza territorial y cultural que se merece)

Sí, todas las Castillas son Castilla,
máxime si la llevan en su nombre.
Castellanía tal tanto se alfombre
que un alzado castillo en ellas brilla.

Vieja Castilla y Castilla la Nueva,
desde el XI juntadas en su orilla
montañosa, dorsal espina, arcilla
del Sistema Central, fuente que nieva.

El idioma que nace entre las tierras
de Cantabria, se escribe luego en Burgos
y en La Rioja del Ebro, entre las Sierras.

Las villas marineras sus licurgos
encuentran en los fueros -rey Alfonso-
San Vicente, Laredo, Castro, -el Octavo-,

y Santander privilegia foralmente en su costa castellana.
Ya para tierra y mar completa ya está Castilla.

Reláncese al galope el casco del caballo hacia el mañana
y hacia los mares y océanos ignotos bogue la cuartelada enseña maravilla
entre los dos castillos y los dos leones de la Corona terrestre y marinera de Castilla.

Si a Castilla la Nueva queréis ahora llamar Castilla-La Mancha,
declarad que es tan parte de Castilla como la Vieja… Con eso basta.
Ancha es Castilla, no lo neguéis. Por eso, su variedad cabe y contrasta.

Castilla-La Mancha, Castilla la Nueva histórica,
pues dejando de ser una tierra fantasmagórica,
serás dueña veraz de nutricia cultura retórica.
Alfonso X, el de Toledo, de castellanía cultural te hace pletórica.