Piden que no se tenga en cuenta el agravante de violencia de género por no estar demostrado
El acusado, junto a la defensa, durante la lectura del veredicto
Un día y medio ha tardado el jurado popular en decidir, en base a las pruebas, el futuro de Álvaro Martín de La Cruz, el hombre que mató a cuchilladas a su pareja, Clara Nicoletta, en mayo de 2021.
El jurado popular ha decidido por unanimidad que el acusado es culpable de un delito de asesinato (y no de homicidio como pedía la defensa) con el agravante de parentesco. Piden que no se tenga en cuenta a la hora de dictar sentencia el agravante de violencia de género, como pedía la fiscalía y la acusación particular, ni los atenuantes de confesión de los hechos ni el arrebato. Atenuantes que pedía la defensa considerando que el acusado actuó en un momento en el que no estaba lúcido del todo.
Fiscalía confirma su petición de pena
Ante este veredicto la fiscalía y la acusación particular, que representa a la familia de la víctima, han confirmado su petición de pena de 25 años de cárcel más las indemnizaciones correspondientes a los familiares.
La defensa, que, en numerosas ocasiones durante la vista, negaba con la cabeza según se hacía la lectura del veredicto; ha solicitado una pena de 17 años y 6 meses de prisión alegando que no ha quedado probado el agravante de violencia de género.
El jurado ha considerado probados los hechos, pero cree que no ha quedado claro que la víctima fuera objeto de violencia de género debido a las declaraciones contradictorias que se han producido sobre ese tema durante el juicio.
Sin embargo, sí que consideran probado que el acusado no merece rebajar su pena con la atenuante de arrebato porque diversas pruebas mostradas a lo largo del juicio como las llamadas a familiares y al 112 dejaron patente, según el jurado popular, que no estaba en un estado de exaltación. Sobre la atenuante de confesión el jurado popular tampoco está de acuerdo y no la considera probada porque, aunque el asesino confesó los hechos no se negó a declarar en diversas ocasiones y a firmar las actas. Tampoco quiso contestar a las preguntas del fiscal y de la acusación durante el juicio.
En sus argumentos el jurado considera que no está probado que la víctima ( que tenía diez puñaladas) fuera la que inició la pelea, como declaró el acusado. Se basan en las declaraciones de los peritos que señalaban que la mujer no tuvo ocasión de defenderse, y que, a pesar de estar en una situación extrema, ni siquiera consiguió salir del pasillo donde se produjo la agresión, aunque el dormitorio estaba a un metro y medio de distancia.
El juicio ha quedado ya visto para sentencia.