Desde hace un par de semanas se aprecia una gran mancha. El ayuntamiento asegura que ya se están tomando medidas
El jardín vertical podría ser la causa de las humedades que han aparecido en el monumento/ Gu Diario
El conocido como “Centro Cívico” o “Edificio Negro” y que ahora ha sido bautizado como “Arriaca Digital” ha vuelto a dar un nuevo quebradero de cabeza al ayuntamiento de Guadalajara. Tras meses de retraso y aumento de precio de las obras; renuncia de empresas y nuevas contrataciones, el edificio está causando humedades a los restos de la iglesia de San Gil que hay anexa al edificio.
Como se puede apreciar en las fotos una gran mancha está perjudicando los ladrillos de parte de este ábside mudéjar del siglo XIII.
Esas humedades podrían estar causadas por el nuevo jardín vertical que se ha plantado en la fachada lateral del Ateneo Arriaca.Desde el ayuntamiento aseguran que ya se está trabajando para solucionar el problema "lo antes posible"/ Gu Diario
Puestos en contacto con el ayuntamiento de Guadalajara el concejal de urbanismo, Rafael Pérez Borda, en un escueto comunicado, ha señalado a Guadalajara Diario que desde la semana pasada los técnicos “están revisando la incidencia”.
Según el concejal el ayuntamiento tiene previsto limpiar las canaletas, recoger aguas y “tratar de resolverlo lo antes posible.”
Borda afirma que ya se han puesto en contacto con las empresas implicadas “estamos en contacto tanto con la empresa que lo instaló como con la empresa constructora para buscar la mejor y más rápida solución posible”.
La triste historia de San Gil
La iglesia de San Gil está incluida en el Inventario Arquitectónico de interés histórico artístico de nuestra ciudad. Según narra el cronista Antonio Herrera Casado la iglesia, de la que apenas se conservan unos restos era un bello ejemplo de la arquitectura mudéjar pero nunca fue bien tratada, de hecho, habla de una historia “triste y vergonzosa”.Primer plano de las humedades que están afectando al monumento
Según explica en su web la Real Academia de las Bellas Artes y la Comisión Provincial de Monumentos pidieron su protección, cuando vieron que el templo corría peligro derribo porque se quería cambiar el aspecto de la ciudad. La protección se consiguió el 22 de agosto de 1924 cuando una Real Orden lo declaró Monumento arquitectónico artístico. El problema es que cuando la orden de protección llegó, el edificio ya había sido derribado casi en su totalidad.
“Y ante tal patinazo, pocos meses después el diario oficial (Gaceta que llamaban) publicaba una Real Orden (de 26 de mayo de 1925) autorizando el derribo de la iglesia de San Gil de Guadalajara a excepción de la portada y la capilla mudéjar de los Orozco, para las que mantenía la declaración monumental de meses antes. El triste solar de tanta maravilla presidido por los muros polvorientos del ábside, volvió a conmoverse. Finalmente, una orden aparecida en el Boletín Oficial del Estado de 16 de enero de 1941, declaraba excluida esta declaración del Catálogo Monumental de España. Es el único caso, en la historia del patrimonio artístico hispano, en que un monumento inexistente se ha paseado por los boletines oficiales y las reales órdenes, como un auténtico fantasma de piedra y ladrillo”- relata Herrera Casado.
Hay que recordar que en esta zona se reunía el concejo de la ciudad de ahí el nombre de la plaza.