Entrevista: "España tiene un problema con la gestión del suelo; es una barbaridad lo que tarda la gestión de los proyectos".

El presidente de Hercesa, Juan José Cercadillo, recibiendo el reconocimiento de Hijo Adoptivo de Castilla La Mancha.

Con 200 pesetas, mucha ilusión y levantando las obras con sus propias manos. Así comenzó en el mundo de la construcción. Medio siglo después su empresa puede decir que ha contribuido al crecimiento de la capital, ha creado empleo y se ha convertido, además, en uno de los puntales económicos de la provincia. Hercesa cumple este año su 50 aniversario y su presidente, Juan José Cercadillo, ha recibido, en el Día de la Región, el título de Hijo Adoptivo de Castilla-La Mancha. Con este empresario, natural de un pequeño pueblo de Soria, que en su juventud llegó a Guadalajara para labrarse un porvenir, partiendo de cero, hemos mantenido la siguiente conversación.

-Lo primero felicitarle por esta distinción, ¿qué supone para usted este nombramiento?

-Es un motivo de mucha alegría y satisfacción. Ha llegado en un momento muy oportuno y resaltable, como son nuestros 50 años como empresa.

-Todo este tiempo le convierte a usted y a Hercesa en testigos de excepción de la evolución de Guadalajara, de Castilla-La Mancha y de España, en cuanto a la construcción y la promoción se refiere.

-De la región, de España y algunos países más, porque estamos presentes en nueve países. Tenemos una presencia importante, especialmente en la Comunidad de Madrid.

-¿Cómo resumiría esta evolución de la empresa desde sus comienzos?

-El lanzarnos así a la construcción fue una especie de “machada”. Veníamos de tener unas tiendas de papeles pintados, moquetas y cosas de esas, pero mi ilusión era dar el salto a la construcción, que era lo que de verdad me gustaba, era mi vocación. Cuando cuento la anécdota de las 200 pesetas no estoy mintiendo porque, en realidad, comenzamos sin nada. Empezamos en Marchamalo, con un suelo en aportación, trabajando mi hermano y yo y pasándolo muy mal. Fue muy, muy duro. Y así nos abrimos paso.

Luego rehabilitamos el monasterio de Valfermoso de las Monjas, una obra muy bonita que hicimos para el Ministerio de Educación y Ciencia. La historia es muy larga pero creo que hay hitos importantes. Primero empezamos con la construcción, después nos conocemos y nos hacemos socios Eladio Catalán, Javier Solano y yo y empezamos en la promoción. En Guadalajara tenemos ejemplos como el edificio Atenas, en la Avenida Castilla, por no hablar de la Vaguada...Creo que llevaremos más de seis mil y pico viviendas en Guadalajara, que son muchas, la verdad.

Además, tenemos que resaltar la parte de logística, que también es muy importante. Tenemos lo polígonos industriales de Chiloeches, Cabanillas, El Ruiseñor, la Ciudad del Transporte, etcétera. Lo que más me enorgullece de todo es que hemos puesto las bases para generar muchos miles de puestos de trabajo en Guadalajara y creo, sinceramente, que uno de los motivos de este reconocimiento es ese, que se ha contribuido a generar mucho empleo.

-La contribución de la empresa a la sociedad no se limita únicamente al aspecto económico.

-Colaboramos en otros aspectos como, por ejemplo, el deporte. Trabajamos de la mano con equipos como el Club Deportivo Marchamalo o el Deportivo Guadalajara. En fin, nuestros aportes se realizan en muchos otros ámbitos, sí.

Crisis

-Igual que ha pasado en toda España, en estos cincuenta años ustedes han tenido que sortear tiempos complicados. ¿Qué lección se puede aprender de las crisis? ¿Ha salido reforzada Hercesa como empresa?

-Para nosotros, como para todos los promotores de España, la crisis fue un palo gordo. Teníamos una deuda descomunal con los bancos, pero la sorteamos a base de entregar mucho patrimonio. Pactamos daciones en pago. El volumen de la empresa podría ser, por ejemplo, de 2.000 millones pero, en realidad, eran 500 más otros 1.500 de deuda. Ahora, sin embargo, son 500, pero 500 “de verdad”. O sea, que ahí sí salimos reforzados. De hecho, tenemos el orgullo de ser prácticamente los únicos en España, de este volumen, que salimos de la crisis sin presentar concurso de acreedores.

-Resalta usted siempre el valor de la familia, porque Hercesa no deja de ser una empresa con una clara raíz y estructura familiar. Que una compañía así dure 50 años no es lo habitual.

-Normalmente las empresas familiares se van perdiendo con el tiempo. Sí, es difícil que aguanten toda la vida. Vienen las nuevas generaciones y los criterios van cambiando. Yo también tengo hijos mayores y llevan prácticamente desde los nueve años trabajando en la empresa. Me preguntaban el otro día que cómo se mantenía precisamente la cohesión y ponía el ejemplo de la mili. Allí te decían: cuando llegues a la puerta del cuartel, lo cuelgas en la bandera, ahí arriba. Pasas y entonces ya eres soldado.

-Una parte muy importante de la empresa, o al menos del espíritu de Hercesa, es la Fundación, un instrumento creado para proporcionar formación. Tengo entendido que fue un empeño personal suyo, ¿no es así?

-Sí, tiene ya veintitrés años, creo que son. Ha tenido mucho éxito, con dos directoras, Charo, primero, y ahora Marta. Me da mucha satisfacción el haber proporcionado casi sesenta mil horas de formación en distintos oficios, no solo en la construcción, también en otros ámbitos, como el de la salud.

-Con especial incidencia en la formación de mujeres.

-Hace unos días hicimos una visita y me llamó la atención porque habría unas cincuenta mujeres formándose en el ámbito psicosocial; hombres era únicamente tres. Precisamente acabo de llegar de Rumanía y he visto que allí el yeso en las obras lo aplican mayormente grupos de mujeres; me da mucha rabia que aquí no rompamos ese techo, porque no hay que hacer tantos esfuerzos y hoy en día hay maquinaria. Sin embargo no rompemos esa barrera y yo ahora estoy empeñado en traspasarla. De la fundación, ya digo, salen muchas cosas.

Acceso a la vivienda

-Cambiando de tema, en el país existen enormes dificultades de acceso a la vivienda. ¿Cómo lo ve usted como promotor y qué medidas se pueden adoptar para, solucionarlo?

-España tiene un problema de gestión de promoción de suelo. Es una barbaridad lo que tarda la gestión de los proyectos, la calificación... En la Ciudad del Transporte hemos estado 20 años sin parar de gestionar hasta que ha salido. Eso es el gran cáncer de la construcción en España. La vivienda, por tanto, tiene mucho problema porque se encarece tanto el suelo que luego no es posible hacer una vivienda asequible como desearíamos.

Nosotros somos muy de protección oficial. Seguramente en toda nuestra historia habremos hecho el 60% de vivienda protegida. Pero, aún con todo, hay sitios o ciudades donde la gente no puede acceder a un piso de protección oficial por su precio. Por lo tanto, si partimos de la base de que no se arregla el tema del suelo, la solución es difícil. Pero parece que hay atisbos de cambio, al menos en algunas comunidades. Cambiar la ley del suelo puede facilitar bastante la cosa. Madrid está en un proceso de reconversión. Por ejemplo, suelos terciarios o dotacionales están cambiando el uso con cierta celeridad para poder hacer vivienda protegida. Soy optimista en este aspecto. Yo creo que se va a solucionar.

-Esta semana, se ha hablado de un avance del Plan General de Guadalajara. ¿Por dónde cree que puede ir el crecimiento de la ciudad, tanto a nivel terciario, como industrial y residencial?

-Estamos encorsetados; la A2 nos tiene atados de pies y manos y creo que esa barrera hay que saltarla. Pero serán los técnicos y los políticos quienes decidan. Hablan de la zona de detrás del Hospital para uso residencial. Es difícil, aventurarlo... Hay más espacios, pero debemos tener en cuenta la orografía del terreno porque ahí puede haber una diferencia de costes horribles o casi imposibles. Porque no olvidemos que si te asomas a las terreras del río, te caes. Y precisamente al otro lado de la Ronda Norte la orografía es muy mala.