notification icon

Recibe alertas de lo último en Guadalajara

✓Totalmente GRATIS
✓Sin registrarte
✓Date de baja en cualquier momento

El momento del paisaje es aquí y ahora

 

 

paisaje-alcarreno

España firmó en 2007 y posteriormente ratificó en 2008 el Convenio Europeo del Paisaje. En él, se define paisaje como “cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos”. El artículo 5 especifica que las partes se comprometen a, entre otros, “reconocer jurídicamente a los paisajes como elemento fundamental del entorno humano, que expresa la diversidad de su patrimonio común cultural y natural y como fundamento de su identidad”.

Para que nos entendamos: cuando decimos que hay que mantener vivo el paisaje, hablamos no solo de hermosas puestas de sol o de casitas pintorescas de piedra y teja que salpican los municipios que luchan por declararse el más bonito de su comarca. Hablamos también, e indisolublemente, del paisanaje, es decir, de los habitantes. Un paisanaje autónomo, con su propia cultura, con su bagaje de conocimientos, presencia y formas de vida. Si dejamos que desaparezcan las prácticas y relaciones milenarias con el paisaje, desaparece el sentido de identidad y de pertenencia. Los actuales habitantes de las áreas rurales, hoy, ¿seremos los últimos transmisores de un conocimiento y forma de sentir milenario, que ya llevan tiempo diluyéndose, a pesar de nuestros esfuerzos por defender el patrimonio -natural, cultural e inmaterial- que nos va quedando? Porque esto es lo que pareciera que buscan las administraciones con sus agresivas políticas de desarrollo económico a toda costa y del modo que sea.

Nunca ha habido un “volver la mirada a lo rural”, si de su apreciación y valoración hablamos. Ha habido una utilización de lo rural para extraer los dividendos y beneficios inmediatos que desde la sociedad del bienestar reclamamos, los habitantes de las urbes y los propios habitantes del territorio natural. Cegados, o quizás desesperados, por una necesidad de levantar económicamente nuestros pueblos, hemos entrado en un bucle de búsqueda de ingresos y aceptación de condiciones cuyas consecuencias vamos todos a pagar mucho más de lo que imaginamos en un futuro cercano.

Resulta que no todo vale, no todo sirve. Si el agricultor y el ganadero, pero también el estudiante, el artesano, la geriatra, el profesor, conductor, constructor, hosteleros, pequeños empresarios y empresarias, jubilados… y todo oficio y sueño de vida que se generan en el territorio rural quieren sobrevivir, hemos de pensar a largo plazo; pensar en el futuro, no solo en el presente. Nuestro paisaje no es nuestro sin nosotros. Lo dice el Convenio Europeo del Paisaje y lo gritamos también los habitantes: ¡nos están robando el paisaje! Hemos visto cómo los incendios a gran escala han arrasado el paisaje este verano, brutalmente, pero tanto como también arrasan los proyectos industriales a gran escala que estos años se nos han echado encima. Granjas de ganadería intensiva, plantas de biometano, parques fotovoltaicos y eólicos, minas de tierras raras, vertederos de residuos, centros de metadatos, hidrógeno verde, líneas de evacuación, subestaciones eléctricas… Empezamos a ver ya nuestro campo industrializado. Un perturbador oxímoron que en realidad lo que dice es que, ahí donde hay industrialización, nos quitaron ya el campo.
Y nos dicen que se trata de ocupar espacios vacíos a los que se les da un uso. Qué gran ceguera la que contagia a nuestras administraciones y a las empresas: el paisaje no está vacío. Cobija a fauna y flora imprescindibles, hermosos y cercanos a nuestras vivencias. Acoge también a las mujeres y hombres que construyen futuro en él. El paisaje “vacío” está lleno de vida, de recuerdos, de afectos y emociones, y nos encogemos de tristeza porque vemos día a día que va desapareciendo. Lo que no sabe nuestro Gobierno ni las empresas a las que apoyan es que la impotencia también nos está provocando rabia, una rabia a punto de saltar en cascada de furia, porque la España abandonada todavía tiene a sus pobladores, estamos ahí para quien quiera vernos de verdad.

Sigue vivo el paternalismo secular hacia el campo que parece imposible arrancar de las mentalidades políticas y empresariales del siglo XXI, qué dura constatación. Mientras, nosotros somos los habitantes últimos de un territorio rural que se despuebla en un sangrado lento y doloroso porque no nos dejan opciones. Porque al ser pocos no tenemos derecho a servicios públicos de transporte que nos conecten como es debido; a una educación de calidad y centros de salud con profesionales cuya labor sea reconocida y apoyada por políticas de incentivación fiscal, a mejoras en la red viaria, a… ¿Acaso la Constitución española dice que los derechos ciudadanos solo se aplican a partir de un número mínimo de habitantes? Si es así -y eso parece- lucharemos para cambiarlo. Estamos aquí y aquí seguiremos, en defensa numantina, siempre de la mano de nuestro paisaje, de su biodiversidad y de nuestros sueños, dispuestos a presentar batalla hasta donde sea necesario.

Que nadie se confunda: hemos pervivido por milenios, junto con las piedras y los árboles centenarios, bajo el sol abrasador y las heladas punzantes. Nos avalan siglos de apretar los dientes, ninguneados, doblando la espalda y sujetando la guadaña. De pasar dificultades y sacrificios al son de canciones y coplas. Somos fuertes, tremendamente fuertes. No importa nuestro número. Pelearemos mil, o cien, o diez, hasta llegar a uno que sea el último resistente. Pero lo haremos. No estamos vacíos, aunque no nos veáis. Somos los defensores de nuestra tierra, somos el paisaje que pisáis y tantas veces pisoteáis; el alma invisible de un territorio que reclama su momento. Que es ahora. Que es ya.


Natalia Díaz
Asociación para el Desarrollo de la Serranía Celtibérica
Notificaciones

¿Quieres desactivar las notificationes? Dejarás de recibir la última hora de Guadalajara.

Este sitio web usa Cookies para mejorar y optimizar la experiencia del usuario. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Ver política