El Partido Popular, Vox y Junts han vuelto a coincidir, esta vez para rechazar la reducción de la jornada laboral. La imagen es clara: tres formaciones distintas, con proyectos políticos en apariencia incompatibles, pulsando al unísono el mismo botón negativo en el Congreso. Y lo hacen frente a una medida que, lejos de ser radical o improvisada, ya es una realidad en muchos países de nuestro entorno.
Francia vive desde hace más de veinte años con la semana de 35 horas. Alemania ha negociado en sectores clave jornadas de 28 o 30 horas semanales sin hundir su economía —más bien al contrario, sigue siendo la locomotora industrial de Europa—. En el Reino Unido y en varios países nórdicos se han probado con éxito programas piloto de cuatro días laborables, con trabajadores más descansados, más felices y, para sorpresa de los más escépticos, también más productivos.
Eusebio Robles, vicesecretario de Coordinación del PSOE GuadalajaraEspaña, mientras tanto, sigue atrapada en el eterno debate sobre si trabajar menos horas es un lujo o una amenaza. Los argumentos en contra se repiten como un mantra: que se perderá competitividad, que se destruirá empleo, que los costes serán inasumibles. Sin embargo, la evidencia internacional demuestra lo contrario: cuando la gente tiene más tiempo para descansar y conciliar, no solo mejora su calidad de vida, sino que también se reducen bajas médicas, aumenta la motivación y la productividad sube.
El “no” del PP, Vox y Junts es, por tanto, más ideológico que económico. Refleja una forma de entender el trabajo como sacrificio perpetuo, como si la dignidad se midiera en horas de oficina o de fábrica. Y también refleja miedo: miedo a contradecir a ciertos sectores empresariales que siguen creyendo que la competitividad depende de exprimir al trabajador y no de innovar, organizarse mejor o invertir en tecnología.
Lo grave es que, con este rechazo, España vuelve a perder la ocasión de alinearse con una tendencia imparable a nivel global. Una tendencia que no busca trabajar menos por capricho, sino vivir mejor y trabajar mejor. Porque, al fin y al cabo, ¿de qué sirve crecer económicamente si la ciudadanía no puede disfrutar del fruto de su esfuerzo?
Los tres partidos que han votado en contra tendrán sus razones, pero difícilmente convencerán a quienes saben que una sociedad moderna no se construye con jornadas interminables, sino con un equilibrio justo entre vida y trabajo. Han pulsado el botón del “no”, pero en realidad lo que han hecho es darle la espalda al futuro.
Eusebio Robles
Vicesecretario de Coordinación y portavoz de PSOE Guadalajara