Con la sencillez y profundidad teológicas que le caracterizan, el Papa emérito Benedicto XVI ha dejado en su obra Jesús de Nazaret, una visión esperanzada y profunda para estos tiempos inciertos en los que no faltan agoreros alarmistas y futurólogos tremendistas, cuando comenta el llamado discurso escatológico de Jesús tal como lo narran los tres evangelios de San Marcos, San Mateo y San Lucas.
Benedicto XVI se fija en dos temas fundamentales: la destrucción del templo de Jerusalén, acaecida en el año 70 (d.C) y culminada de forma sangrienta y cruel por Tito, hijo del emperador Vespasiano. Los datos según el historiador judío Flavio Josefo en su obra la Guerra Judía son terribles; más de 80.000 muertos. Los informes de la época narran gran cantidad de homicidios, matanzas saqueos e incendios, hambre ensañamientos con los cadáveres, y destrucción total en un radio de 18km., alrededor del la ciudad de Jerusalén. El evangelio de Mc. sirviéndose del profeta Daniel, anuncia guerras y la llegada del fin .” aquellos días habrá un tribulación como no la hubo igual desde el principio de la Creación que hizo Dios hasta el presente y no la volverá a ver. Para el judaísmo el cese del sacrificio y la destrucción del templo supuso una conmoción terrible, porque el Templo y el Sacrificio eran el núcleo de la TORÁ. Jesús había amado la Ciudad y al Templo como propiedad de su Padre. Jesús había enseñando en el templo y lo había purificado del negocio de los mercaderes. Pero también profetizó que el nuevo Templo sería ÉL, por su Pasión Muerte y Resurrección, cuando lo acusaron de blasfemia y profanar el templo judío.
Otro gran tema del discurso es la parte apocalíptica relacionado con los falsos mesías y profetas. Las utopías milenaristas y mesiánicas son una constante histórica, incluso en pleno Siglo XX no han faltado los mesianismos políticos e ideológicos (comunismo y nazismo), que aún pervive. Lo importante para el Papa no es especular sobre el futuro materializado en un fin del mundo inminente o no, sino la vigilancia: el estar alerta, hacer aquí y ahora los que es justo a los ojos de Dios , con perseverancia , porque cuando menos se piense vendrá el Hijo del Hombre. Muy importante también es el tema anunciado por Jesucristo a sus discípulos: persecución, juicios ante los poderosos e incluso muerte que no han cesado durante la historia de la Iglesia y continúa siendo una terrible realidad en estos tiempos. Como escribe el Papa emérito: El Evangelio siempre ha estado bajo el signo de la cruz, persecución y muerte. La Cruz sigue siendo el signo del Hijo del Hombre, la verdad y el amor no tienen otra arma en su lucha contra la mentira, el odio y la violencia que el testimonio del sufrimiento.
Fidel Garcia Martínez
