Agustín Alcántara “Angus”, decora motos y cascos desde su estudio azudense
Casco de piloto de caza decorado en Azuqueca.
Te habrás encontrado con sus creaciones en la carretera, en alguna de esas motos y cascos decorados con unos dibujos que parecen cobrar vida. Verlas en el aire será más difícil, a no ser que te cruces con un F18. Sí, los cascos de sus pilotos también llevan la firma de unos de los mejores aerografistas de España. Y vive en Azuqueca de Henares.
Desde que en 2007 comenzara su labor profesional, Agustín Alcántara, “Angus” según su nombre artístico, calcula que, por su taller de Azuqueca, habrán pasado unas 500 motos y otros tantos cascos. Casi 1.000 ocasiones en las que ha tenido que repetir el proceso de desarrollar la idea previa del cliente y plasmarla, finalmente, en una pintura. “Si me traen algo concreto lo que hago es adaptarlo y darle una “vueltita”. Por ejemplo, si te piden que les pintes una persona, haces una composición y les llevas a tu terreno y, en el 100% de los casos es un éxito, porque supera sus expectativas. En un casco, lo complicado es la miniaturización”, afirma “Angus”.
Detalle de la decoración de una moto.
La base de su arte es el aerógrafo, una pequeña pistola aerográfica de precisión que arroja una cantidad mínima de pintura. Es una técnica a mano alzada que, como el mismo Alcántara afirma “está denostada en Bellas Artes, pero que es un medio más, como el pincel. El aerógrafo permite dar mucho detalle y realismo al dibujo”
Personalizar una moto
La personalización de una moto puede llevar, dependiendo del proyecto, desde una semana a, incluso, meses. No es lo mismo si se trata de una pintura simple de automoción o si es un proyecto mucho más complejo “si tiene muchas líneas, colores y grafismos, puedo demorarme un mes”.
Y claro está, ese trabajo hay que pagarlo. Dejar la moto al gusto del cliente oscila, en los casos más caros, entre 1.600 y 1.800 euros, pero son los menos. “Para un casco se vienen cobrando 250, 300 o 400 euros, dependiendo del tipo de casco y proyecto”
El artista azudense se centra más a nivel de Madrid y Castilla-La Mancha, aunque, realmente, su mercado se encuentra en toda España. Así, hasta su estudio llegan motos desde Barcelona, Galicia o Andalucía.
Moto finalizada.
Motos y alumnos, porque también tiene una academia donde imparte su buen hacer y enseñanzas. Agustín se siente orgulloso de la labor de sus pupilos, alguno de ellos sin contacto previo con el mundo de la pintura. Varios de los trabajos que surgen de su academia parecen auténticas fotografías.
"Angus" Alcántara, en una de sus clases.
Pero, dejando atrás su faceta didáctica y volviendo a la artística, “Angus” tiene un nicho de mercado muy especial, uno que le hace volar muy alto. Son los cascos de pilotos, tanto de combate como acrobáticos. Eso, precisamente, le permitió decorar el objeto más “raro” de los que ha realizado hasta el momento. “Uno de los pilotos, que era el encargado de hacer las paellas cuando se juntaba el grupo, se jubiló. El resto me trajo una paellera para pintársela con el logotipo del escuadrón”
Y es que, por personalizar, se puede hacer con cualquier cosa: desde motos a cascos, carcasas de móviles, ropa, gorras “también personalicé un robot de la guerra de las galaxias, con la forma de un balón del Mundial, para una conocida marca de ropa deportiva. Fue para la pasada Copa del Mundo”
Comienzos
Dicen que en la infancia está la explicación de muchas cosas de nuestra vida adulta. A Agustín Alcántara siempre se le dio bien el dibujo. El lápiz o el rotulador siempre fueron un elemento de expresión natural para él. Con aparente facilidad hacía caricaturas, viñetas, logotipos... Ha sido, sin duda, un valor añadido que le ha servido para su actual profesión de aerografista.
Uno de los cascos de "Angus" Alcántara.
“Yo empecé a pintar cascos a los amigos y los llevaba a barnizar a un taller, hasta que llega un momento que ese proceso lo quieres hacer tú también y me puse a aprender el oficio de la pintura de automoción” afirma Agustín. Se trataba de aprender un trabajo que no es sencillo “no es sólo pintar el casco, hay que prepararlo. Hay que encintarlo entero. Si es tipo modular hay que desmotar todas las piezas, pintar y luego volver a barnizar. Además, no es lo mismo pintar un plástico ABS, que hacerlo sobre hierro o aluminio. Cada superficie requiere una preparación distinta”
Agustín se considera, sobre todo, un autodidacta. “Realicé un curso con uno de los grandes maestros de la aerografía internacional para aprender más sobre el fotorrealismo, pero el resto ha sido investigación y desarrollo propio”. Fruto de ello, además de situarle como uno de los grandes aerógrafos españoles, ha sido su participación, como ponente, en dos seminarios internacionales sobre aerografía.
El primero de ellos se celebró en Gijón, en 2021, justo antes de la pandemia. El otro tuvo lugar en Cancún, junto con una serie de artistas argentinos, colombianos, mexicanos, italianos o estadounidenses. Además, es habitual la presencia de “Angus” en conocidas revistas del ramo, tanto alemanas como norteamericanas, que se distribuyen a nivel mundial.
En el mundo de la aerografía, en el de las motos y los cascos, le conocen perfectamente. Ahora, cuando veas una moto bien decorada, cuando un casco te llame la atención por su dibujo exclusivo, piensa: las mejores creaciones nacionales salen de un pequeño estudio de Azuqueca, el de “Angus” Alcántara.